Nuestro momento

Los momentos de silencio, de locura, de cansancio o como sean esos momentos, es lo que nos queda del día. A veces buenos y otros no tanto. Pero aun nos queda qué hacer, qué pensar y qué decir. Nuestros hobbies, nuestros vicios, nuestros antojos y nuestras alegrías ocupan, sin duda, lo que nos queda del día.

viernes, 3 de diciembre de 2010

FOTO CON HISTORIA

Soy la hija y hermana pequeña de una familia corriente. Y soy normal. Sí, nada trascendental o destacable que pueda mencionar para mi persona ni sobre mi vida en sí. Solo hay pequeñas cosas. Pequeños detalles. Pequeños recuerdos. Pequeñas historias.

Hace unos días, mientras conducía de camino a casa, a eso de las 21:00 horas, escuchaba con una boba sonrisa un programa de la cadena SER, en el que hablaban sobre hermanos. Básicamente, sobre cómo es el trato con el hijo mayor, el menor y, claro, el de en medio.  Me hizo gracia que todos coincidieran en que los hermanos mayores tienen el triple de fotos de cuando son pequeños. Pensé: "Es cierto". Y no es que sea un problema. Pero es cierto. Y así pasé el viaje recordando aun con mi sonrisa boba.

Desde pequeña me encantan las fotos. Me encantaba verlas una y otra vez. Sobre todo donde saliera yo. Y pasaba y pasaba y eran la mayoría de mi hermana, bueno algunas mía y otras, mías y con mi hermana. Una vez encontré una muy curiosa. Había varias en una feria, mi hermana y yo vestidas de gitanilla. Pero una era diferente, era de una de estas Polaroid hechas al instante. Posiblemente pertenecía a otra feria e incluso a otro año pero en mi cabeza, no lo era. En la foto salía mi padre en cuclillas con mi hermana sentada en una rodilla y un chimpancés en la otra. Recuerdo mirarla durante un largo tiempo sin entenderla muy bien hasta que me atreví a preguntar: "¿Y yo dónde estoy?",  "Esa eres tú" respondió mi padre señalando a el simio. Lo que para mi padre fue una simple broma, para mí fue un gran acontecimiento. "Antes era un mono y ahora soy así, normal", pensé. Durante un largo tiempo me iba y venía ese misterio y mi mente se cargaba de dudas en forma de eco. No conseguí entenderlo. Nunca me dijeron que fue una broma. Y no lo comprendí hasta que de repente, siendo algo mayor y con uso de razón, recordé que pasé un tiempo de mi vida pensando que fui un mono y que me resigné dignamente a ese hecho.

2 comentarios:

  1. La historia es tan bonita y tan cargada de imágenes que no hace falta que cuelgues la foto del simio para ilustrarnos, aunque no hubiese estado mal ver el parecido xD
    Los padres no se dan cuenta de que cuando uno es pequeño no es capaz de comprender la ironía y que el humor para nosotros es un ruidito o una cara ridícula. Esos chistes donde el comentario es algo imposible se escapa de nuestro entendimiento y es que de pequeña estábamos cerca del puerto y pregunté ingenua que qué eran esos cuadrados de metal gigantes "contenedores" me contestó mi padre "Van con tenedores y cuchillos". Y creí esto a rajatabla durante unos 5 ó 6 años, hasta que un día caí en cuenta de que era absurdo seguir pensándolo. Qué cosas...

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